lunes, 11 de mayo de 2015

Los condenados están cabizbajo , con el perdón que permanece en sus los labios, inmersos o sumergidos en las aguas que enturbian con su presencia, en el afán de deshacerse de los remordimientos que conllevan, que los atormentan. Desnudos, temerarios al punto de temblar y sonríen con el rostro afligido y la garganta obstruida por el porvenir. Cargando sobre si, mas de lo que sus pies han de soportar. Su lengua miente, ¡por amor! hipocresía ¡por temor!
Silencios solemnes ante las preguntas que no tienen respuesta, nada ha de salir de sus labios excepto la condena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario